Día 5: MONTE ARRUI.


Último día de viaje y como no había prisa, tuvimos tiempo de contemplar tranquilamente todo lo que desde la carretera se puede observar.

Pero otro de los sitios impactantes del viaje llegó al acercarnos a Melilla (estábamos a unos 30 kilómetros), Santi recordó que hoy era día de mercado. Dicho mercado tiene lugar en lo que fue una fortaleza donde los árabes degollaron a 1.500 españoles. Bueno sigamos, a Santi se le ocurrió que para nosotros dos podía ser curioso, y vaya si lo fue.

Nada mas entrar nos percatamos de que mis pantalones cortos aquí si llamaban la atención y miraban bastante (no es que miraran mal, pero les chocaba), y como era yo la que llevaba la cámara vimos que había que cambiar de estrategia para poder hacer fotos sin que se dieran cuenta; así que Alfredo iba por delante haciendo fotos, y Santi y yo más hacia atrás. Es normal que les llamará la atención una mujer con pantalones cortos, porque aquí turismo, como que no ven mucho.

Te puedes encontrar cualquier cosa que aquí vemos inútil, puedes encontrar montones de gafas, montones de dentaduras postizas. Evidentemente se venden animales vivos. Y existe un brujo, al que la gente va a pedirle sus sortilegios.

Y encontramos un pequeño espectáculo de un tío con sus serpientes, menudos bichos, allí sin cristal ni nada, no era un zoo era la vida real; Santi le dio unas moneditas y así nos dejó hacer todas las fotos que quisimos.


La despedida de Marruecos fue genial, porque ver estos mercados, que imagino en España en algún tiempo habrían, hoy es imposible; pero en otros lugares del mundo existen.

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