Día 2: MEKNES.

Otra de las capitales imperiales, muy bonita pero después de lo visto ayer, esta ya no nos podía impactar tanto.

Lo primero que hicimos al llegar a la ciudad fue buscar hotel, fuimos directamente al Ibis, lo habíamos mirado en internet y no salía disponibilidad pero fuimos a preguntarlo por si acaso, pero tampoco tenían nada; como pudimos, chapurreando en francés le dijimos a la chica de recepción que nos aconsejara otro de similares características y nos indicó uno que fue el que reservamos, no recordamos como se llamaba, pero era un 3 estrellas bastante correcto. El sistema del parking funcionaba igual que ayer, un tio en la calle que los cuida, y al que también le pagamos 1 MAD.

Al registrarnos en el hotel pedimos un guía para la ciudad, así que tras dejar las cosas e instalarnos, bajamos a recepción a esperar nuestro guía, que era una chica y sí que hablaba español, pero desde el primer momento vimos que a pesar del idioma preferíamos al de ayer, era lo que nosotros llamamos “un poco lista”, explicaba con desgana y cada vez que había que dar propia a alguien siempre nos lo recordaba, vamos como si no quisiera quedar mal por allá donde íbamos.


Vimos un par de puertas de la ciudad, unos monumentales graneros, unas cuadras enormes donde se criaban cerca de 500 caballos pura sangre, y luego callejeamos por la medina, que nada tenía que ver con la de Fez, esta podríamos decir que es muy moderna, y finalmente vimos el mercado, que era donde acababa la ruta. A esta guía no le dimos ni propina ni nada, porque además se paso la última media hora mirando el reloj descaradamente.

Como aún nos quedaba toda la tarde y ya habíamos visto más o menos la ciudad, decidimos ir a un par de sitios que estaban fuera de la ciudad.

Primero buscamos un cedro milenario donde en sus alrededores hay gran cantidad de monos, lo más divertido fue cuando Santi le pregunto a un policía donde estaba el dichoso árbol, para lo cual hizo una de sus escenificaciones; mientras el hablaba con el policía nosotros estábamos en el coche muertos de risa.

Finalmente encontramos el cedro, que el pobre estaba en bastante malas condiciones y estuvimos tirando comida a los monos mientras observábamos quien era el jefe y esas cosas del mundo animal. Cerca de los monos hay varios puestos en los que venden principalmente juegos de ajedrez y otras figuritas muy bonitas de una piedra que hay en bastantes colores; y allí que se entretuvo Santi un rato regateando, lo mejor es que en realidad no queríamos llevarnos nada.

Y finalmente fuimos a IFRANE, que es conocida como la pequeña Suiza, y es que aquí nieva y sus casas hasta son del tipo de las centroeuropeas (salvando las diferencias claro), dimos un paseito y el ambiente era bastante fresquito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario